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Alimentación: nuevos conceptos.




Alimentación: nuevos conceptos.


Antioxidantes: Debemos de ser conscientes que, por el mero hecho de respirar, utilizamos oxígeno y nuestro cuerpo está expuesto desde que nacemos a reacciones de oxidación. Pero la sabiduría de la naturaleza, ha puesto en nuestro organismo y en los alimentos que ingerimos otras sustancias antioxidantes, como Vitaminas A, C y E y Selenio, presentes fundamentalmente en las frutas, verduras y alimentos proteicos, que contrarrestan esta posible oxidación. De ahí que sea importantísimo, entre otras cosas, mantener una dieta variada y equilibrada que nos aporte todos los nutrientes que necesitamos.

Los Omega-3: Los ácidos grasos omega-3 son ácidos grasos esenciales, igual que los omega-6. Inicialmente se los denominó vitamina F hasta que se vio que realmente eran lípidos. Los omega-3 son los constituyentes de las grasa y aportan 9 Kilocalorías por gramo. Sabemos que abundan en ciertos vegetales como las semillas de lino, los cañamones, las nueces…y en pescados, especialmente los azules. Su papel en nuestra alimentación ha cobrado un gran interés dado que pueden prevenir el infarto de miocardio y también contribuir mejorar enfermedades inflamatorias como la artritis reumatoide, o tumorales. Existen estudios que indican que el consumo de omega-3 tiene efectos beneficiosos sobre el cerebro. Altas cantidades podrían disminuir los efectos de la depresión e incluso grupos de niños en edad escolar aumentaron notablemente su rendimiento después de ingerir pastillas con aceite de pescado (rico en omega-3).

Los alimentos transgénicos: Se obtienen tras la manipulación de los genes del vegetal o del animal de los que procede el alimento con el objetivo de potenciar alguna característica: la resistencia ante ciertas plagas, el contenido en una vitamina o nutriente, la capacidad de soportar temperaturas extremas….Las exigencias legales para permitir su utilización son muy estrictas para garantizar, de este modo, al consumidor su inocuidad.

Los Probióticos: Los probióticos contienen microorganismos vivos presentes en un alimento que permanecen activos en el intestino y ejercen importantes efectos fisiológicos. A pesar de que están de actualidad, se consumen desde hace miles de años en forma de leches fermentadas. Hay diferentes tipos de estas leches y según su variedad, pueden contribuir a regenerar o equilibrar nuestra flora intestinal, favoreciendo la absorción de ciertos minerales y nutrientes. Son capaces de atravesar el tubo digestivo, recuperarse vivos en las heces y adherirse a la mucosa intestinal.
Se tratan además de una fuente considerable de calcio, vitaminas del grupo B y proteínas, por lo cual son recomendables para personas de todas las edades y circunstancias.
Ejemplos de estos alimentos los encontramos en yogures frescos y otras leches fermentadas, en el kéfir, etc.

Los desnatados: Son alimentos a los que se les ha eliminado parte o toda la grasa que contienen. Con su consumo, podemos disminuir la cantidad de energía (calorías) que ingerimos en nuestra dieta, pero habremos eliminado las vitaminas que la grasa aporta. Me gustaría recordar que lo importante para prevenir la obesidad es adaptar el conjunto de la dieta a nuestras demandas sin obsesionarnos por un único tipo de alimentos.

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